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jueves, 1 de abril de 2021

Mantis religiosa

Mantis es una palabra griega que significa  "profeta" o "adivino" e indica el respeto que recibió este insecto en algunas civilizaciones tempranas como la antigua Grecia, el antiguo Egipto y Asiria, en las que se consideraba que tenían poderes sobrenaturales. Se le adjudica la palabra “religiosa” debido a la forma en que mantienen juntas sus patas delanteras como si estuvieran rezando. 

Mantis religiosa
Se trata de un insecto delgado y de forma alargada. Tienen la cabeza triangular con dos grandes ojos compuestos saltones y tres simples situados entre ellos y un aparente cuello, que de hecho es un tórax alargado. Son los únicos insectos capaces de girar la cabeza 180 grados. Las alas de las mantis cubren completamente su cuerpo. Las patas posteriores les sirven para apoyarse y andar, mientras que las patas delanteras están muy agrandadas y adaptadas para atrapar y agarrar presas. Las hembras de esta especie miden entre 4 y 8 cm de largo, los machos son más pequeños, más delgados y tienen alas más largas, al igual que las antenas. Por lo general son de color verde, marrón o pardo y están increíblemente bien camufladas, lo que les sirva tanto para emboscar mejor a sus presas como para evitar la depredación.

Las mantis religiosas poseen visión en estereoscópica y, gracias a la ubicación de sus ojos, también tienen un amplio campo de visión. Cada uno de sus ojos tiene una fóvea, un área concentrada de células fotorreceptoras que les permite enfocar y rastrear con agudeza. Su visión 3-D funciona de manera diferente a todas las formas previamente conocidas en la naturaleza. Otra característica única de esta especie es un oído situado en el lado ventral del metatórax, que le permite escuchar un amplio rango de frecuencias, incluso ultrasonidos. Este órgano auditivo le facilita la depredación, ya que puede detectar cuando las presa se mueve hacia ella. Mientras tanto, permanece quieta y acecha a sus presas, agarrando a sus víctimas con un golpe rápido de sus poderosas patas delanteras con articulaciones espinosas, a velocidades de 3/100 a 6/100 de segundo.

Mantis religiosaLos machos vuelan para encontrar pareja y una hembra puede copular con más de un macho. Poco después de la cópula, la hembra busca un sitio para poner sus huevos. Los huevos se ponen en una ooteca (una caja de huevos), que está unida a una planta o roca por medio de una espuma protectora de endurecimiento rápido; puede producir de 2 a 5 ootecas, cada una de las cuales contiene entre 40 y 300 huevos. Brindará una protección perfecta para el desarrollo de los huevos durante todo el invierno.

Es muy conocida la posibilidad de que la hembra, durante el transcurso de la sesión de apareamiento que puede durar tres horas, muerda la cabeza del macho y lo devore. Sin embargo esto es poco frecuente y solo ocurre cuando hay escasez de otras victimas vivas, pues a las mantis les gusta ingerir su comida cuando todavía se mueve. Las hembras también realizan un máximo sacrificio; descomponiendo sus propios órganos vitales y reprocesándolos en nutrientes para vigorizar la producción de los huevos, por lo que cuando se pone el último, la hembra es poco más que una cáscara vacía que muere en muy poco tiempo. Cuando la temperatura sube en la primavera, emergerán unas diminutas mantis jóvenes. Al salir del cascarón durante la primavera y principios del verano, solo miden unos 4 mm de longitud, no tienen alas, pero son muy ágiles y perfectamente capaces de alimentarse de pequeñas insectos como los pulgones. En el transcurso del verano, se someterán a seis mudas antes de llegar a la edad adulta y alcanzar la edad reproductiva a principios de otoño. Una vez que hayan alcanzado el tamaño adulto, sus alas se desarrollarán.Mantis religiosa

La mantis es un insecto de campo y se encuentra en huertas, pastizales o sitios poco humanizados en general. Le gusta camuflarse entre la hierba, las hojas y las ramas de los árboles para esperar a su presas Si se juntas dos mantis, se atacarán y se comerán unas a otras.

La mantis religiosa surgió en Europa y Asia, y el hombre la introdujo artificialmente en Norteamérica, pues se pensaba que pudieran ser útiles en el control de plagas, pero se sabe que las mantis se alimentan de insectos beneficiosos también, por lo que su efecto general sobre el control de plagas es difícil de predecir. Hoy pueden encontrarse mantis en toda Europa, los dos tercios superiores de Asia, casi toda Norteamérica, en un par de localizaciones del centro de África y en la parte más al sur de Sudamérica.